viernes, 11 de noviembre de 2011

El Crack del 29

Elísabet Mejuto

Nació un lunes, 21 de octubre del año de la gran crisis financiera que azotó el mundo. Se llama Enrique Meneses y en su chupete ponía “periodista de vocación”. Hoy en día a sus 82 años, sigue en activo.

Este señor tiene esa facilidad de dejar abierta la boca de sus oyentes, de transmitir esa idea en la que hoy en día poca gente cree, la de “sí, es posible”. Meneses, madrileño de nacimiento ha viajado por infinidad de países, ha degustado la amargura de las guerras y ha vivido experiencias que dicen mucho del carácter valiente y aventurero de este tierno señor. Su discurso se podría reducir a estas siete palabras “hago lo que me da la gana” y punto.
Su primer reportaje lo entregó cuando apenas tenía 17 años, trataba sobre la muerte de Manolete. A partir de ese momento cogió carrerilla para adentrarse más tarde en las frondosas tierras de Sierra Maestra, especializándose después en Oriente Medio y no dejando de cubrir la inexplicable guerra de los Balcanes, entre otras. Meneses sostiene que “el periodismo es lo mismo de siempre: ir, ver, oír, volver y contar.” El periodista actual tiene más herramientas con las que mover la información y obtenerla, pero apuesta por “arbitrar la porquería” y advirtió de “no dejarse influir y comprobad que las noticias son reales.” Meneses contaba sorprendido la fuerza de estas herramientas actuales de las que hacen uso los periodistas e individuos poniendo como ejemplo la revolución árabe: “la retransmiten los propios individuos; han derribado a dictadores con i-phones 4.”
Según Meneses, ser aventurero y arriesgado son dos de las características que ha de tener un buen periodista, sin olvidar el tener los pies libres en caso de que haya que salir corriendo. Tener una buena disponibilidad para moverse es un factor clave en esta profesión. Cuando habla del papel de la mujer dentro del periodismo, apuesta por concebir familia muy tarde, ya que el periodismo exige una dedicación diaria.
Le preguntamos por la fórmula perfecta que definiría el trabajo de periodista; “Amor a la aventura, curiosidad y aguante. 70% paciencia, 20% profesionalidad y 10% potra”. Además nos contó una anécdota para argumentar ese 10% de la potra, “Después de estar una semana con Miguel Dominguín que toreaba por el sur de Francia, mi jefe me dijo –síguele por todas partes a ver si sacas un buen reportaje-. Un día estando solos en la habitación mientras se vestía,-tenía la bragueta abierta- llaman a la puerta pidiendo un autógrafo. Total que abro la puerta y era Picasso, la única foto que salvé de dos semanas de trabajo es esta” nos contaba entre risas.
Los idiomas son clave en esta profesión, el desenvolverte en distintas lenguas es un buen arma con el que defenderte. Meneses estudió en francés, sabe árabe ya que gran parte de su trabajo lo desempeñó en Oriente Medio, inglés… Entre otros. Haciendo hincapié en Oriente medio, estuvo allí cuando cayó el Sha de Irán, Mohammad Reza Palevi, e incluso le entrevistó. Comió con Faradiba; este señor es una auténtica bomba de relojería.
Aún hoy frente a todas las adversidades vividas, subyace en su carácter ese espíritu romántico de pedir lo imposible, del optimismo y el buen humor como la receta perfecta de la vida.
Meneses critica la -dichosa manía- de “hoy en día en creer que se es buen periodista por estar anunciando siempre catástrofes” -continúa argumentando- “así nos hemos tragado seis millones de píldoras contra la gripe A, de México”.
Los medios de comunicación actuales someten a la ciudadanía a un miedo constante, activando el alarmismo mediante grandes acontecimientos drásticos y dramáticos que lo único que ejercen es el sometimiento mediante el miedo. Así se cree que se ejerce bien la profesión.
Meneses es Doctor Honoris Causa en el Optimismo “¡La vida es divertida! Yo soy feliz en todas partes. En la historia pocos pesimistas se encuentran, son más los aventureros y locos; gente que por casualidad descubre la penicilina como Flemming.”
Realmente fue una maravilla escucharle; hoy en día parece que se va difuminando ese espíritu, sólo las azoteas del recuerdo de los románticos parecen tener esos tesoros. Sin embargo nos transmitió esa energía que se traduciría en “Sí chicos, vosotros podéis, sois capaces; ahora más que nunca” y eso realmente es de agradecer.

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