viernes, 11 de noviembre de 2011

Meneses: "Seréis grandes periodistas si tenéis vocación"

IBISATE CUARTERO, IÑAKI

Enrique Meneses es un periodista que ha sabido reaccionar ante todos los cambios vividos en el mundo del Periodismo, y es una persona que cuenta con la experiencia de los grandes fotógrafos, hasta el 2.0, habiéndose convertido ya en un auténtico nativo digital. Es una persona cuya vida es como un enorme libro que ahora amablemente abre con el único afán de repartir conocimientos por amor a su trabajo. Simplemente, Enrique Meneses.




En una conferencia con futuros periodistas vascos, Enrique Meneses mostró su visión más completa sobre el momento por el que transcurre el periodismo actual. Meneses no dudó en definir esta fase como “crítica”, si bien expuso las líneas maestras que, en su opinión, deben seguir todos aquellos que quieran dedicarse al noble arte de informar. El veterano periodista madrileño aseguró que la verificación de la información es fundamental en este oficio. Además aportó un esquema a modo de manual para cualquiera que quiera denominarse periodista. Para Meneses, todo se resume en cinco acciones: “Ir, ver oír, volver y contar”.
Meneses quiso ahondar en el carácter vocacional de la profesión periodística. En este sentido fue rotundo, y tajante. “Ésta es una profesión para supervivientes, el que no esté dispuesto a asumirlo que lo deje. Seréis mejores periodistas si tenéis vocación”, dijo Meneses ante la espiral de silencio generada por los alumnos que allí le escuchaban, expectantes y atrapados por su conocimiento, por su manera de hacerse entender y por su forma de vivir la vida.
Ante los múltiples derroteros que está tomando el Periodismo actual, Meneses no se mordió la lengua al afirmar que “nunca os sentiréis satisfechos como profesionales haciendo el trabajo de Carmele Marchante o Belén Esteban”. Para él, los corresponsales de guerra y los periodistas especializado así como los periodistas deportivos, merecen mucho más respeto profesional “aunque ganen menos dinero”.


Meneses está curtido en mil batallas, y es que, sus agrietados y experimentados ojos han visto pasar acontecimientos históricos en los que él ha sido ventana para el mundo. Hablamos de la revolución cubana, pasando por la marcha del millón de EEUU o los conflictos en Oriente Próximo. Enrique Meneses tuvo tiempo, además de para discutir jocosamente con su acompañante en la conferencia, para contar alguna de las anécdotas de sus mil y una experiencias por el mundo como corresponsal. “Cuando estuve con el Ché me dijo que estaba muy cabreado conmigo, porque en los reportajes les había descrito como comunistas, pero claro, es que eran comunistas”.
Meneses aseveró que para ser un buen Periodista freelance se deben tener algunas cualidades fundamentales como el amor por la aventura, el tener los pies en el suelo, el ser realista y el conocimiento exhaustivo de la realidad, es decir, “estar siempre al corriente de las cosas”. Es tal su amor por la libertad que, tras 62 años viviendo el Periodismo, ha sido capaz de crear una televisión online que cuenta ya con miles de seguidores. “La gente construye todo empezando por el tejado, nosotros por el sótano”. Esta televisión ha retransmitido en directo acontecimientos como las manifestaciones del 17 de Octubre, o la ocupación de Nueva York por parte de los indignados. Para Meneses el dinero no es lo fundamental porque lo que realmente construye proyectos son “la voluntad y la imaginación, el dinero solo sirve para abrir puertas”.
Enrique Meneses es un Periodista que cautiva por su saber, por su accesibilidad, por su forma de entender el Periodismo y la vida, porque para él el Periodismo es su vida, y toda su vida es Periodismo. Su recorrido, su esfuerzo, su entrega y su sacrificio es el legado que dejará a todas las generaciones de nuevos periodistas que estén por llegar, su vida se rebelará como el manual de vida de un periodista profesional, y su historia vital perdurará eternamente.

“En Sierra Maestra mi mejor arma fue la cámara”

Jorge Fernández Bengoa


Enrique Meneses llegó a entrevistar a Manolete. Con esto puede calcularse su larga trayectoria, hasta sus 82 espléndidos años. Desde aquella entrevista al malogrado torero, ha viajado a casi todos los rincones del mundo: ha sido corresponsal en India y Oriente Próximo, y ha trabajado en Life y Paris Match. Ha publicado numerosos libros y también ha trabajado en radio (“Los aventureros”) y en TV (“Robinson en África”).


El acto lo presentó Georgina Cisquela, periodista de larga trayectoria en TVE con programas como Miradas 2 y Cámara abierta 2.0, que se acerca al mundo de Internet. Ella conoció a Enrique Meneses hace tres años y poco después le hizo un programa dedicado a Enrique y su relación con las redes sociales, ya que él dispone de Flickr, Facebook, y pone al día a los lectores de su opinión a través de su blog www.enriquemeneses.com. Además colaboraron juntos para crear el documental “Oxígeno para vivir”. Finalmente, por su parte, Giuleta nos recomendó la lectura de “Hasta aquí hemos llegado”, donde Enrique llega a descubrir su lado más personal.
Al tomar la palabra Enrique se solidarizó con nuestro futuro laboral, pero nos recordó la sencillez del periodismo, cuya fórmula es “ir, ver, oír, volver y contar”, así el periodismo va a ser siempre el mismo aunque con más herramientas, donde los periodistas tendrán que arbitrar y seleccionar información entre tanta porquería. Para dar un ejemplo de la falsedad de algunas informaciones, cuya veracidad la prensa no verifica, nos contó la anécdota de la muerte de Manu Leguineche: la publicaron todos los periódicos de Vocento y él a través de una llamada a la casa de Manu deshizo la mentira con un twitt: “Urgente, urgente, Manu Leguineche leyendo un periódico en el jardín”. Nos confesó que ahora tenemos ciertas ventajas como periodistas, como es que tenemos mucha más facilidad para viajar, “hay vuelos cada dos minutos”. En cambio, en su época eran una tortura los aeropuertos árabes, por ejemplo. Él tuvo que recurrir a mil y una improvisaciones para trasmitir sus noticias, contó el caso de Cuba, donde una mujer llamada Piedad Ferrer le ayudó (a través de las enaguas de su falda, donde cosieron las películas) a llevar hasta París Match el secuestro del piloto automovilista Fangio. Lo malo ocurrió después cuando le encarcelaron las autoridades de Batista.
La vida del periodista da mil vueltas; en su caso, ha llegado a ser profesor de francés en una academia de El Cairo, donde por cierto se salvó de un naufragio. Cuando ya estaba en tierra firme fotografió el hundimiento y cubrió el reportaje escrito en francés. Con esto quiso señalar la importancia de los idiomas. Como segunda clave, él recomienda convertir los desastres en victorias: de un desamor en Cuba (“una chica me dejó colgado”) surgió la oportunidad de su vida: acercarse a los combatientes cubanos que fraguaron la revolución. Pasó cuatro meses en la Sierra con los revolucionarios, pero le expulsaron 8 meses antes de la victoria de Castro- nos reveló su comida con Ché Guevara cuando ya había sido nombrado ministro, quien le trasmitió el enfado de Fidel por una publicación en la que decía que eran comunistas los de la sierra. Aunque fuese cierto, creo desconfianza en los donadores de ayudas a los revolucionarios. Al margen de esto, él recomienda distinguirse de los militares. “Yo no he cogido un arma en mi vida”. Otra cuestión que nos sugirió es evitar todo tipo de masters, “los cuales cuestan un dineral”. El mejor modo de aprender es haciendo uno mismo, así se crean los free-lances.
Tres son las ramas que el periodismo nos abre, según Meneses: el chismorreo, el deporte y la de los corresponsales de guerra. Es ésta la que interesa a Meneses para el cual “se cobra poco y es muy arriesgado”.
Al cabo de media hora, la conferencia derivó hacia el mundo árabe. “Los terroristas y los dictadores son vasos comunicantes”. ÉL, que conoce mucho esos países, ha sacado sus conclusiones: las mujeres han hecho su propia revolución dentro de la revolución de la primavera árabe, el pueblo ha ido derrotar a sus sátrapas sin mencionar ni a EE.UU. ni a Israel (que permitieron, junto a Europa, esas largas dictaduras porque, aunque eran “hijos de puta”, eran “sus hijos de puta” que protegían contra el islamismo radical).
Antes del turno de preguntas, nos animó a anticiparnos a la prensa (antes de que nos llamen) y crear nuestro medio, a través de Internet. También nos dio a conocer, a través de una camiseta, el logotipo de su propio canal de televisión en Internet: utopianow.tv. Espera que no tenga el mismo futuro que Soitu, que desapareció tras pedirle dinero a un banco. Luego, inesperadamente, introdujo el tema de la moneda que él ha creado: el pichulín.
En el turno de preguntas, uno de los alumnos de 4º de periodismo le preguntó sobre las mujeres árabes. A continuación respondió sobre la independencia de los medios, en respuesta al compañero Eduardo. Se detuvo en algunas fotos (como la de los pastores vascos en EE.UU., la de Picasso junto a Dominguín o la de los noir indígenas, a los que pintaban un bañador para salvar la censura) que pudimos visualizar al tiempo que él hablaba. Respondió, aunque se fue por las ramas como es de costumbre (terminó hablando sobre su hija Bárbara, que vive en Australia), a la pregunta de cómo supo que el periodismo le llenaba. Opinó sobre el futuro del conflicto vasco: cree que el proceso contra la banda armada va para largo, y que los presos deben estar cerca de sus domicilios. La conferencia terminó con un caluroso aplauso a los dos ponentes. A lo largo de la charla, nos acercó cuestiones personales: los dos cánceres, su relación con su padre (que quiso que Enrique fuera diplomático) y con su hija Bárbara (que Enrique quiso que fuera periodista…).

Periodista hasta la muerte

Beatriz Betes Tarantino




Un recorrido por las vivencias de un periodista que dejará una larga estela en esta profesión

Resulta increíble ver hasta que punto una persona puede amar su profesión. Enrique Meneses un hombre de 82 años que pese a sus dificultades físicas sigue teniendo la mentalidad de un chaval que acaba de empezar en el mundo del periodismo.
Entre sus grandes virtudes se encuentra su vitalidad, sus ganas de vivir y de seguir activo día a día. Así nos lo demostró el pasado día dos de noviembre en una interesantísima charla que nos ofreció en la universidad.
Sesenta y dos años son los que le avalan en esta profesión que él mismo define como "profesión para supervivientes", dejando caer que es mejor que se retire el que no tenga vocación para ello.



Fueron noventa minutos de risas, recuerdos, consejos y preguntas. Vino dispuesto a contarnos lo que sabia y podía y a dejarnos un pedacito de su inmensa experiencia.
Meneses nos habla de su visión de la vida, de como un periodista no esta supeditado al dinero, sino a la voluntad y a la imaginación. Solo hace falta querer para poder y para ello hay que ser razonables, pedir lo imposible y tener claro que hoy en día nadie crea nada, sino que lo hace con una mayor o menor innovación. Siempre partiendo de la base de que la función de un periodista ante todo es: ir, ver, oír y contar.
Quiso hacer un pequeño recorrido de sus vivencias mas intensas. Oriente Medio, Cuba, India, Francia, Nueva York...y una larguísima lista que él mismo nombró con melancolía pero mezclado con una inmensa alegría.
Se ha jugado la vida en más de una ocasión, eso sí, siempre buscando la noticia y por muy arriesgado que fuera, intentando ser el primero en contarla.
Para Meneses es fundamental aprovechar las circunstancias, y harto de oír siempre malas noticias, cree firmemente que si es posible, hay que convertir un desastre en una victoria.
Entre risas y complicidades, nos alienta a que nunca nos atemos a nada ni a nadie, que si es posible nunca plantemos las raíces en ningún lugar concreto y que como hizo él en su día, viajemos si nos es posible, ya que es ahí donde nos realizaremos como personas y creceremos en nuestra profesión.
Escuchando a un periodista de esta calidad te das cuenta que en esta profesión la suerte sólo ocupa un tanto por ciento muy bajo frente a la importancia que supone el moverse, y sobre todo, el saber hacerlo. Hay que saber bien dónde y cuándo estar y para ello solo te queda informarte de todo todos los días, interesarte por lo que ocurre, y si fuera necesario preguntar hasta rozar la pesadez, pues solo así conseguiremos ser los primeros, y estar siempre al corriente de las cosas.
Durante toda la conferencia, hubo un panel que iba mostrando fotografías realizadas por el periodista durante toda su carrera, desde los milicianos cubanos durante la revolución de Fidel Castro, hasta el pintor Picasso junto con el torero Miguel Dominguín.







"La fotografía no sabe de traducción" afirma Meneses mientras nos muestra orgulloso todas las imágenes. Descubrimos así que no solo es un grande donde los haya en el mundo del periodismo, sino que la fotografía también ha sido unos de sus fuertes durante toda su carrera. Tal es la calidad de esas imágenes que solo con verlas te podías situar en el lugar y en los acontecimientos que querían mostrar, por ellos esa frase que no deja lugar a explicación.
Solo me queda recalcar que gente como Enrique Meneses hacen que reviva la chispa de la vocación por esta profesión, y que es muy gratificante ver que por mucho que pasen los años aún quedan personas como él que aman su profesión y la siente como si fueran principiantes.

El Crack del 29

Elísabet Mejuto

Nació un lunes, 21 de octubre del año de la gran crisis financiera que azotó el mundo. Se llama Enrique Meneses y en su chupete ponía “periodista de vocación”. Hoy en día a sus 82 años, sigue en activo.

Este señor tiene esa facilidad de dejar abierta la boca de sus oyentes, de transmitir esa idea en la que hoy en día poca gente cree, la de “sí, es posible”. Meneses, madrileño de nacimiento ha viajado por infinidad de países, ha degustado la amargura de las guerras y ha vivido experiencias que dicen mucho del carácter valiente y aventurero de este tierno señor. Su discurso se podría reducir a estas siete palabras “hago lo que me da la gana” y punto.
Su primer reportaje lo entregó cuando apenas tenía 17 años, trataba sobre la muerte de Manolete. A partir de ese momento cogió carrerilla para adentrarse más tarde en las frondosas tierras de Sierra Maestra, especializándose después en Oriente Medio y no dejando de cubrir la inexplicable guerra de los Balcanes, entre otras. Meneses sostiene que “el periodismo es lo mismo de siempre: ir, ver, oír, volver y contar.” El periodista actual tiene más herramientas con las que mover la información y obtenerla, pero apuesta por “arbitrar la porquería” y advirtió de “no dejarse influir y comprobad que las noticias son reales.” Meneses contaba sorprendido la fuerza de estas herramientas actuales de las que hacen uso los periodistas e individuos poniendo como ejemplo la revolución árabe: “la retransmiten los propios individuos; han derribado a dictadores con i-phones 4.”
Según Meneses, ser aventurero y arriesgado son dos de las características que ha de tener un buen periodista, sin olvidar el tener los pies libres en caso de que haya que salir corriendo. Tener una buena disponibilidad para moverse es un factor clave en esta profesión. Cuando habla del papel de la mujer dentro del periodismo, apuesta por concebir familia muy tarde, ya que el periodismo exige una dedicación diaria.
Le preguntamos por la fórmula perfecta que definiría el trabajo de periodista; “Amor a la aventura, curiosidad y aguante. 70% paciencia, 20% profesionalidad y 10% potra”. Además nos contó una anécdota para argumentar ese 10% de la potra, “Después de estar una semana con Miguel Dominguín que toreaba por el sur de Francia, mi jefe me dijo –síguele por todas partes a ver si sacas un buen reportaje-. Un día estando solos en la habitación mientras se vestía,-tenía la bragueta abierta- llaman a la puerta pidiendo un autógrafo. Total que abro la puerta y era Picasso, la única foto que salvé de dos semanas de trabajo es esta” nos contaba entre risas.
Los idiomas son clave en esta profesión, el desenvolverte en distintas lenguas es un buen arma con el que defenderte. Meneses estudió en francés, sabe árabe ya que gran parte de su trabajo lo desempeñó en Oriente Medio, inglés… Entre otros. Haciendo hincapié en Oriente medio, estuvo allí cuando cayó el Sha de Irán, Mohammad Reza Palevi, e incluso le entrevistó. Comió con Faradiba; este señor es una auténtica bomba de relojería.
Aún hoy frente a todas las adversidades vividas, subyace en su carácter ese espíritu romántico de pedir lo imposible, del optimismo y el buen humor como la receta perfecta de la vida.
Meneses critica la -dichosa manía- de “hoy en día en creer que se es buen periodista por estar anunciando siempre catástrofes” -continúa argumentando- “así nos hemos tragado seis millones de píldoras contra la gripe A, de México”.
Los medios de comunicación actuales someten a la ciudadanía a un miedo constante, activando el alarmismo mediante grandes acontecimientos drásticos y dramáticos que lo único que ejercen es el sometimiento mediante el miedo. Así se cree que se ejerce bien la profesión.
Meneses es Doctor Honoris Causa en el Optimismo “¡La vida es divertida! Yo soy feliz en todas partes. En la historia pocos pesimistas se encuentran, son más los aventureros y locos; gente que por casualidad descubre la penicilina como Flemming.”
Realmente fue una maravilla escucharle; hoy en día parece que se va difuminando ese espíritu, sólo las azoteas del recuerdo de los románticos parecen tener esos tesoros. Sin embargo nos transmitió esa energía que se traduciría en “Sí chicos, vosotros podéis, sois capaces; ahora más que nunca” y eso realmente es de agradecer.

jueves, 10 de noviembre de 2011

"Ignorancia, pedantería y frivolidad se dan la mano"













El autor hace un gran alegato a favor de la literatura, del libro. Para él es fruto del talento que Dios ha dado a algunos hombres, y debe de ser fuente de valores para la población, que en su gran parte, carece de ellos. Debido al sistema económico español, en el que la ciencia y el capital no se han consolidado, el arte y la ciencia son en España fenómenos secundarios.
Para el señor André, lo único que se busca en España al publicar un libro es el beneficio, y hace una mención aristotélica cuando expresa la idea de que el beneficio y la acumulación si no cuentan con más objetivos son algo vacío, no sirve para nada. Para él el arte y la ciencia son tratados en España como meros productos. Para André, a causa de los innumerables intermediarios entre el escritor y el lector existe poca producción literaria, a la que considera además, de baja calidad.




Critica a los escritores por no querer internacionalizar la obra española, hablando de España como no debería si se atañen a la realidad, como con paternalismo, y sin querer tratar en sus obras problemas de fondo del país. La literatura se devora a sí misma, consumiendo libros extranjeros alejados de la realidad que aquí se vive.
Para el escritor del artículo, los escritores deben de transmitir sus pensamientos a las masas, en lugar de hacerlo a pequeños grupos de población. Si se consigue llegar a las masas, llegará el día en el que las ideas en lugar de ser consumidas y olvidadas, permanecerán en la sociedad, y ésta las reproducirá. En este momento el público es persuadible y muy débil, que supone otra causa a las escasa producción intelectual. En este contexto, asume como imposible que se interioricen las ideas y pensamientos de los libros cuando son los propios escritores los que no se han habituado a hacerlo.
Para el escritor de éste artículo, los métodos y técnicas no conseguirán por sí mismos una mejor calidad intelectual, pero ayudarán. El germen está en la educación. La literatura española será menos fuerte cuanto más analfabetismo exista. La califica de elitista debido a que las únicas personas a las que consigue llegar son gentes de recursos, que han podido aprender a leer y escribir, cuestión reservada para unos pocos en España. Al ser un bien de lujo, la literatura tiene las manos atadas, no puede crecer ni desarrollarse. La inclusión de la creación intelectual dentro de un proceso mecánico (crear-consumir), en el que prima la rapidez y la búsqueda del mayor beneficio posible mata la creación, no existe originalidad.
Para André, la ignorancia no es sólo de los analfabetos, porque para él se extiende a todas las capas de la sociedad, incluyendo a la oligarquía. Parece según él, que lo que viene de fuera es siempre mejor, y no necesariamente es así. Para André la literatura extranjera no favorece la cultura, más bien lo contrario, ya que o bien es frívola o bien es revolucionaria, aunque eso sí, a bajo precio. Mientras, los grandes clásicos no se popularizan, y por ello la industrialización de la cultura no permite una buena creación literaria.
Algunos creen que el libro será absorbido por la revista y el periódico, que quien así desee, podrá dotarse del movimiento intelectual sin necesidad de acudir a extensos libros. Lo mismo podría pasar con la pintura y las obras gráficas asociadas a la imprenta, el no piensa así aunque critica al periódico y la revista porque considera que eliminan la creación y originalidad del artista, y es que entiende que la función de la revista y el periódico es agradar y distraer.
Vuelve a la literatura para decir que no existe en ella pensamiento crítico, el público busca novelas que en realidad no dicen nada importante o trascendente, o que no se haya expresado anteriormente, y es una de las causas que esgrime el autor para el rechazo de los lectores a la novela didáctica. Para André, el libro debe ser el vehículo a través del que discurran las diferentes corrientes intelectuales.



El libro está en crisis. Para él, el libro sólo es consumido, cuando debería servir de base para escribir nuevos libros. Una de las causas de la crisis del libro es la crítica que se hace de los mismos, o bien exagerando sus bondades o bien atacándolos sin compasión. Hace una gran crítica de aquellos que realizan las críticas literarias en un periódico, es decir, a los periodistas, porque dice que desnaturalizan las obras literarias. Engloba las causas de la crisis del libro en el bajo nivel de los escritores, de los que saben leer y de los periodistas. Afirma que el periódico no es capaz de entender y profundizar sobre los fenómenos sociales, ya que sus noticias son efímeras. Lo que sí que dice es que los periódicos son ventanas al mundo.
En cuanto a la revista, afirma que estudia fenómenos con mayor sosiego que el periódico, aunque las critica también al destacar que no existen revistas ilustradas de nivel. El fin de la revista, para André, es el placer y el entretenimiento, de ahí el auge que ha tenido la revista ilustrada. Le parecen vulgares los dibujos y bordados gráficos, porque restan texto, intelectualidad.
Hace una especie de contraposición entre el escritor y el periodista, afirmando que los periodistas son usurpadores.





Comienza a hablar más del periódico aunque lo hace para decir que, aun siendo el más importante, no es vehículo de la opinión pública ni de la conciencia social. Dice que el pensamiento en los periódicos está secuestrado por la oligarquía, lo cual generará tarde o temprano una crisis del periódico. Le parece que la escasa esfera social a la que se dirige, por culpa del analfabetismo, es muy escasa, aunque hace una defensa a ultranza de la prensa, afirmando que lo que hay que hacer es buscar un público nuevo que compre esos periódicos, enseñando a leer y escribir a la población, y una vez hecho esto nuevas creaciones podrán aparecer, así como un tipo nuevo de pensamiento u opinión. Esta opinión será más poderosa cuantas menos ataduras tenga, ya sean morales o económicas, y más libertad exista.





Considera a los periodistas que escriben en los medios de comunicación mercenarios, ya sea por presiones políticas o económicas, y afirma que la población no colabora en la opinión que un periódico desgrana, y siendo los problemas de la sociedad ignorados, no es posible que esta misma sociedad se interese por el periódico. Para él, por tanto, la prensa está también en crisis. Para él, si no existe una opinión fuerte basada en la sociedad y atada a ésta, no existirá tampoco progreso colectivo.



Explica que el periódico en España vive una contradicción, puesto que carece de poder mediático, poder de masas. El periódico debiera de ser un reflector de la sociedad, y de ella debería de nutrir sus páginas. El problema está en que no es así y se representan a sí mismos, no hay libertad en la prensa y esto hace que no haya intelectuales en la prensa, y los que hay están obligados a marcharse de España. Dice que el poder de la prensa radica en la libertad, no en el autoritarismo, por lo que no puede suceder que los periódicos se supediten al dinero y la política.
Para André, los periodistas pretenden monopolizar el pensamiento, y les califica casi como inútiles, al no ser válidos para ninguna otra profesión. El público consume basura intelectual, ya que los que trabajan en las redacciones lo hacen en unos casos por enchufe. Afirma que en España la mayoría de los oficios están a un nivel similar al del extranjero, exceptuando al periodista, y para atajar el problema alude a la necesidad de crear una escuela de periodistas, para que hagan su trabajo satisfactoriamente. Condena el aislacionismo de la prensa española, y considera que no es verdad que no interese, el problema es que no escriben nada que sea de fuera, y por tanto no puede interesar algo que no se escribe.





Critica la noción de actualidad que albergan los periódicos, y que muchas veces aquello que la prensa descarta por inactual, lo es, o es precursora de lo que está por llegar. Afirman que los periódicos sólo emiten noticias “de actualidad” que provienen del Gobierno, a los pocas que compran a las agencias y al plagio que hacen de otros periódicos extranjeros. Se hace una fotografía social distorsionada, y critica ferozmente la unión de prensa y política, considerando a la prensa altavoz del Gobierno y colaboradora en sus negocios.
Para una adecuación de la prensa española a las verdaderas necesidades de ella y de la sociedad, es necesario que llegue a todos los ámbitos, desde el pueblo más pequeño hasta cualquier país extranjero. La unión de prensa y policía, su dependencia de la oligarquía sólo retrasa la evolución social de la prensa.
Le asigna al Estado una posición tutelar, es decir, debe de garantizar la libertad de la prensa y apoyarla frente a las presiones industriales, y asigna al público una función relevante, la de cooperar con el periódico.